sábado, 27 de marzo de 2010

VIOLENCIA INTRAFAMILIAR. IV

CARACTERÍSTICAS DE LA VÍCTIMA, DEL AGRESOR Y SU RELACIÓN.

Aunque ningún anciano es inmune a la posibilidad de sufrir malos tratos, existen ciertas características que parecen aumentar al riesgo: Ser mujer, Edad muy avanzada, Dependencia, de otras personas en cuanto a cuidados y protección, Demencia, Presencia de conductas “difíciles” que se sabe producen estrés en el cuidador (noches agitadas, conducta agresiva o beligerante, conducta impulsiva o no colaboradora, incontinencia y deambulación errante), Dependencia física para las actividades de la vida diaria.

También hay que buscar las siguientes características en el cuidador, ya que aumentan el riesgo de malos tratos hacia la persona anciana que depende de ellos: Antecedentes de malos tratos hacia otros familiares o un cónyuge, Antecedentes de alcoholismo o drogadicción, Aislamiento social o, al menos, sensación de estar solo en su papel de cuidador, Trabajo como cuidador particularmente prolongado o pesado, Personas con expectativas poco realistas o que niegan algunos aspectos de las características del anciano, Relación previa de inseguridad: los conflictos y el estrés intergeneracional pueden desembocar en malos tratos.

CIRCUNSTANCIAS EN LAS QUE DEBEN SOSPECHARSE DE MALOS TRATOS.

Los malos tratos deben añadirse al diagnóstico diferencial en todos aquellos casos en los que exista pérdida significativa de peso, malnutrición o deshidratación; en los casos en los que ocurra un traumatismo recurrente o sin explicación, como contusiones o fracturas, sobre todo si las contusiones se localizan en las superficies flexoras (internas) de las extremidades o del cuerpo y no en las superficies extensoras, situaciones en las que ha habido retraso en la demanda de atención médica o abandono en el tratamiento de problemas médicos.

TEMORES DE LA VICTIMA.

Incluso en el caso de que el deterioro cognitivo no sea un factor predisponente, las víctimas de malos tratos pueden tender a no comunicarlos por las siguientes razones: miedo al deshaucio o a ser trasladados a una residencia o a que se les separe de la situación actual en que está cuidado; la seguridad de la familiaridad y la importancia psicológica que tiene para ellos el hecho de “estar en su propia casa”; un sentimiento mal dirigido de lealtad familiar o de culpa o vergüenza sobre la conducta abusiva de un familiar; el afecto y la fidelidad al cuidador, con un posible sentimiento de protección maternal o paternal; y, por desgracia, el miedo a las represalias del cuidador.

FACTORES DE RIESGO.

Se han identificado algunos factores de riesgo independientes para los malos tratos a ancianos: bajos recursos económicos, raza distinta a la blanca y edad avanzada ( 75 años)



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